Tiempo y Orden (II)
Forma
Forma
Todo relato, todo sistema de ideas, toda pregunta está fundada en el lenguaje. Si la epistemología pregunta: ¿qué significa conocer? ¿qué nos es dado conocer?, debería “primero” preguntarse, ¿qué conocimiento nos permite el lenguaje? ya que la pregunta está dada en el lenguaje. Si preguntamos ¿qué significa conocer?, la pregunta está en el lenguaje y cualquiera sea la respuesta, está en el lenguaje.
Descartes, padre de la filosofía moderna comenzó poniendo todo lo conocido en duda, podía dudar de todo pero no de la duda, es decir, no dudaba del lenguaje. Con un entusiasmo ineficaz intentó probar la existencia de Dios, en ese caso, el Dios de Descartes está en el lenguaje.
He tratado de separar lenguaje de aquello que existe antes del lenguaje, nada comienza en el mundo sabiendo ordenar palabras. Llamo facultades de la mente a aquello que existe antes del lenguaje, aquello que nos ha sido dado sin preguntarnos por qué nos ha sido dado.
Las facultades de la mente nada saben de lenguaje pero tal vez, sí de estructuras, por tanto cabe preguntarse ¿qué estructuras puede crear nuestra mente y cuáles son las que permiten o hacen posible el lenguaje?.
Entre las facultades de la mente mencionamos:
Lo múltiple, Imaginación, Memoria, Enumeración, Comienzo y Final y las relaciones: Semejanza, Cercanía, Orden, Inclusión.
Claro que esto presenta un problema ya que tratamos de enumerar lo que existe antes del lenguaje usando el lenguaje. Pero este no es el único problema.
Cuando el lenguaje predica sobre sí mismo puede caer en una contradicción y la contradicción es producida por el lenguaje.
Por ejemplo, si declaramos: todo es suceso, existen sucesos, luego, relaciones entre sucesos y como todo es suceso las relaciones entre sucesos también son suceso y por tanto, puede haber una relación entre relaciones. No parece haber nada aquí que lleve a una contradicción.
El lenguaje está compuesto de palabras ordenadas y cada palabra, de símbolos ordenados. En el enunciado: “Existen sucesos, luego existe un orden de sucesos”. Para que la palabra pueda formarse y ser suceso requiere primero de un orden, pero el enunciado afirma que primero existen sucesos y luego un orden de sucesos. Si corregimos y pensamos que en todo enunciado primero existe un orden y luego sucesos, tampoco parece posible, ¿cómo ordenar las palabras que son suceso cuando todavía no han sucedido?.
El problema aquí es que la palabra “suceso” que es suceso, refiere a algo por fuera del lenguaje pero debe estar ordenada para ser palabra y el enunciado que es un orden de palabras “afirma”, ahora dentro del lenguaje, que primero existen sucesos y recién entonces un orden de sucesos.
En la exposición anterior vimos un método para producir cadenas de símbolos definidos por una gramática formal, es decir, un procedimiento por el cual a partir de un vocabulario de símbolos y meta-símbolos, es posible determinar si un orden de símbolos puede ser producido por la gramática y por tanto formar parte del lenguaje. Pero entendamos bien, una gramática formal, no dice nada acerca del significado de los símbolos que puede producir. Para producir significado es necesario contar con un intérprete, también escrito en un lenguaje formal que pueda darle significado a las cadenas de símbolos.
En el ejemplo que mostramos, nuestra gramática podía producir cadenas de símbolos cuyo significado era: Suceso, Sucesos, Orden de sucesos, Inclusión de un orden de sucesos en otro.
Volveré sobre lenguajes formales en otro “momento”, por “ahora” si todo es suceso, un símbolo o meta-símbolo de una gramática formal es suceso y la interpretación de esos símbolos también es suceso, de manera que un símbolo sin ningún significado y un símbolo interpretado ahora con significado “suceso”, ambos son sucesos.
“Antes” tratamos de imaginar cómo un primer hombre despojado del lenguaje llega a formarse una idea del tiempo a partir de recordar, ordenar y establecer una serie de relaciones entre sucesos. Bajo esta hipótesis, el tiempo no es dado, es creado por las facultades de la mente.
“Luego” postulamos que todo orden crea tiempo, orden y tiempo refieren a lo mismo pero como es posible más de un orden, es posible más de un tiempo.
Si descartado el solipsismo pensamos: existe un adentro y un afuera en un orden de sucesos, puede ocurrir:
Existe un orden afuera, pero nuestra mente no logra ordenarlo.
No existe un orden afuera pero nuestra mente crea un orden.
Existe un orden afuera pero nuestra mente lo ordena de otra forma.
Todos esos tiempos en ordenes superpuestos ordenados crean una forma, la forma tiempo. ¿Qué formas puede crear el tiempo?
¿Podemos proyectar toda forma en el espacio en el tiempo?, esa proyección, ¿conserva la misma forma o tiene otra forma? ¿Podemos suprimir toda forma dada en el espacio y suplantarla por una forma tiempo?.
Lo que nos ocupa entonces, es tratar la forma tiempo, pero “antes”, debemos preguntarnos ¿qué es una forma?, ¿cómo nuestra mente reconoce una forma? Y cómo el lenguaje puede crear formas cuyas formas no están en el lenguaje.
Si pensamos en una forma, cualquiera sea, lo primero que aparece es la noción de límite o frontera, el límite es ahí donde traspasado ese límite la forma cesa, deja de ser forma. Muchas veces esto no resulta claro; veamos la siguiente imagen:
Una montaña tiene una forma, si no fuera así, habría montaña pero no la palabra montaña; sin embargo, en la imagen, resulta difícil percibir cuál es el límite o frontera de su forma, tampoco es posible establecer un comienzo y final de su forma, cualquier comienzo o final que imaginemos es arbitrario.
Llamamos formas sensibles a aquellas que se presentan a partir de la capacidad de nuestros órganos perceptivos, si nuestra capacidad de percepción fuera otra, otra sería la forma.
En la forma sensible podemos reconocer ciertas propiedades, por ejemplo: la simetría. La simetría no está en la forma, está en la capacidad de nuestra mente para separar la forma e imaginar que una parte gira, rota, se desplaza hasta reconocer que esa parte es semejante a otra parte.Todo ese proceso es mental, en este caso, la forma no tiene partes, pero la parte imaginada y desplazada ha permitido esa relación de semejanza.
Llamamos formas ideales, a formas que no están dadas en la percepción, pero pueden ser imaginadas, por caso: las formas geométricas puras. No son percibidas pero pueden actuar como representación de formas sensibles. Un punto dibujado, representa un punto sin dimensión que no puede ser dibujado, una línea recta dibujada, no es recta, es curva.
Llamamos formas de representación a aquellas formas que refieren a otra forma, esta forma puede o no estar en una relación de semejanza con aquello que representa, pero también una forma sensible puede ser forma de representación. Si un arquitecto presenta el plano de una casa, ese plano es representación de la casa y no es semejante a la casa, pero si presenta una maqueta a escala de la casa, esa forma tampoco es la casa pero está en una relación de semejanza con la casa. De igual modo, la perspectiva en pintura, permite representar lo lejano y cercano cuando en un cuadro, todo es cercano. Si nos acercamos a una forma reflejada en un espejo, nos alejamos de la forma. (todo lo cercano se aleja)
El lenguaje, que también tiene una forma (una forma alargada), es forma de representación, está ordenado, y las formas a las que refiere también están ordenadas.
Veamos esto:
Esta forma representa el modelo del átomo de Bohr, su forma, es una forma geométrica pura imaginada, aquí los círculos representan órbitas concéntricas ocupadas por electrones que giran y siguen una ruta exacta alrededor de otra forma llamada núcleo, En esta forma nada se mueve, el movimiento es producido por el lenguaje al interpretar la forma. Para Erwin Schrödinger la forma sigue siendo la misma, pero ahora un electrón no sigue una ruta exacta, lo que ha cambiado es la interpretación de la forma.
Veamos esto otro:
Es un fórmula que expresa medidas y relaciones a través de símbolos, pero la disposición de estos símbolos también tienen una forma. La forma de la fórmula representa algo cuya interpretación dice algo de la forma imaginada.
Ahora bien, lo que nos ocupa es saber si la forma tiempo es una forma sensible, una forma ideal o bien una forma de representación. Aquí aparecen algunas dificultades.
Dijimos: todo es suceso, existen sucesos atómicos y sucesos complejos (sucesos que pueden contener total o parcialmente otros sucesos), existen relaciones y al ser todo suceso toda relación también es suceso. Toda relación de orden crea tiempo. Si el tiempo, que es una o varias relaciones de orden “superpuestas” (relacionadas) crean una forma, esas relaciones, ¿están contenidas en la forma o están afuera de la forma? Y como nada impide que existan relaciones entre relaciones, coexisisten dos formas, las formas creadas por relaciones entre sucesos y las formas creadas por relaciones entre relaciones.
Pensemos en sucesos, el pensar en sucesos es suceso. Lo que imaginamos, lo que percibimos, lo que recordamos, todo lo que se presenta es suceso. Luego, bien o mal ordenamos, existe más de un orden, existen órdenes y órdenes parciales y esos órdenes parciales también están ordenados, esto es lo que crea la forma tiempo, pero su forma es inestable, los sucesos suceden y dejan de suceder, todo recuerdo reduce (facultad de la mente) pero no reduce siempre de la misma “forma”, en cada reducción volvemos a ordenar.
Debido a esto, la forma tiempo nunca llega a estar bien formada, podemos pensar en una forma tiempo triangular, pero no en una forma tiempo triángulo. El pensar el tiempo como forma abstracta, no sabemos qué forma tiene, nos permite estudiar ahora las relaciones entre formas.
Por ejemplo:
Una forma tiempo puede estar incluída en otra forma tiempo.
Una forma tiempo para estar incluída en otra debe deformarse.
Toda forma tiempo si puede ser suceso atómico puede estar incluído en cualquier otra forma tiempo.
En el siguiente gráfico, la creación de la forma espacio y la forma tiempo son análogas pero existen diferencias.
Lo que sigue es tratar de entender y reconocer las formas tiempo y lo vamos a hacer a través de la creación de una obra cinematográfica; el cine, que es imagen en movimiento es la mejor manera acercarnos a la idea. Vamos a comenzar escribiendo un guion cinematográfico, es decir, vamos a comenzar con un orden de palabras.