Centro de Altos Estudios Aleph

¿En qué momento Dios se detuvo?

Uno, Ser y Movimiento tal vez hayan sido las únicas creaciones de Dios. Todo lo demás: Lo múltiple, espacio, tiempo, orden, memoria, símbolo, etcétera bien pudieron ser creaciones no de Dios, creaciones del Uno, del Movimiento y del Ser.

Sin percepción del cambio, una flor ¿se marchitaría?

Es posible, pero no tendríamos forma de saberlo.
Una flor marchita y una florecida serían dos flores distintas.

Sin abstracción no serían dos flores distintas, serían dos cosas distintas.
Sin percepción de lo múltiple sería una sola cosa indefinida.
Si tuviéramos todo lo anterior pero el cambio no tuviera duración no habría ninguna flor, porque florecería y se desintegraría al mismo tiempo.
Si el cambio tuviera duración, pero no tuviéramos memoria, hay una flor, pero nunca hubo una flor.
Si la memoria no tuviera dirección podríamos pensar que la flor primero se marchita y luego florece.
Si no tuviéramos intuición de principio y fin, podríamos pensar que otra rosa que florece en el mismo rosal o en cualquier otro es la misma rosa.

Veamos este libro:


… La tarde que precedió a esa noche, estuve en Barracas: localidad no visitada por mi costumbre, y cuya distancia de las que después recorrí, ya dio un extraño sabor a ese día.
Su noche no tenía destino alguno; como era serena, salí a caminar y a recordar…

… La marcha me dejó en una esquina. Aspiré noche en asueto serenísimo del pensar. La visión, nada complicada por cierto, parecía simplificada por mi cansancio…

… Me quedé mirando esa sencillez. Pensé, con seguridad en voz alta: Esto es lo mismo de hace treinta años

… Tal vez cantaba un pájaro y sentí por él un cariño chico, y de tamaño de pájaro; pero lo más seguro es que en ese ya vertiginoso silencio no hubo más ruido que el también intemporal de los grillos. El fácil pensamiento Estoy en mil ochocientos y tantos dejó de ser unas cuantas aproximativas palabras y se profundizó a realidad. Me sentí muerto, me sentí percibidor abstracto del mundo. No creí, no, haber remontado las presuntivas aguas del Tiempo; más bien me sospeché poseedor del sentido reticente o ausente de la inconcebible palabra eternidad.

Sólo después alcancé a definir esa imaginación.

“La escribo, ahora, así: Esa pura representación de hechos homogéneos -noche en serenidad, parecita límpida, olor provinciano de la madreselva, barro fundamental- no es meramente idéntica a la que hubo en esa esquina hace tantos años; es, sin parecidos ni repeticiones, la misma. El tiempo, si podemos intuir esa identidad, es una delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un momento de su aparente ayer y otro de su aparente hoy, bastan para desintegrarlo.

Hay aquí dos aspectos: Primero que exista la palabra eternidad que como bien dice es inconcebible, está bien que podríamos intentar una definición: Eternidad es lo que no tiene principio ni fin, eternidad es lo que dura para siempre y al mismo tiempo no tiene duración porque está por fuera del tiempo, etcétera. Pero ¿cómo es posible poner una palabra en relación con aquello que no puede ser concebido?, es decir, lo indefinido. Porque en ese mismo momento lo inconcebible se vuelve concebible, algo perfectamente definido.

Lo segundo y más sorprendente es que el autor haya tenido una percepción de la eternidad a través de una serie de sucesos aparentemente fortuitos: Cansancio, haber estado ahí, volver para recordar, el canto de un pájaro, unos grillos que hacen ruido, es decir, él llega a percibir lo eterno a través de aquello que recuerda y en las palabras con que lo recuerda, todo está en el pasado y si hay pasado nunca hubo eternidad. Porque en la eternidad no hay orden, tampoco hay ningún pájaro, ni grillos, ni madreselva, en fin, no hay lenguaje porque todo es Uno y entonces nuestro pensamiento también Uno se ha detenido. Yo les pregunto, ¿esa percepción existió o ha sido creada por el lenguaje?

Veamos el comienzo de este otro libro que todos los franceses se saben de memoria:

Longtemps, je me suis couché de bonne heure

Salinas traduce: “Mucho tiempo, he estado acostándome temprano”.

Hay aquí dos tiempos y ambos están indefinidos. Mucho tiempo y temprano.
¿Cuánto tiempo es mucho tiempo?, ¿qué tan temprano es temprano?
Por otro lado, hay implicado otro tiempo que nos lleva a pensar que lo que el narrador nos dice le ha ocurrido y le va a seguir ocurriendo.

Armiño traduce: “Me he acostado temprano, hace mucho”

Aquí también hay dos tiempos indefinidos, pero en diferente orden. Primero temprano, luego hace mucho.
El otro tiempo implicado nos lleva a pensar que lo que el narrador nos dice le ha ocurrido en el pasado y tal vez no vuelva a ocurrir.

Nadie que lea el original o bien una u otra traducción se sentirá incómodo o perturbado, pero resulta muy extraño que una oración donde todo está indefinido, incluyendo al narrador, pueda tener un significado. Y en ese caso algún significado para un futuro lector también indefinido.

Cuando a san Agustín le preguntaron ¿Qué hacía Dios antes de crear el mundo?, en lugar de responder: Preparando el infierno para las personas que hicieran esas preguntas, él dijo: Antes de la creación, el tiempo no existía.

Como se habrán dado cuenta esta noche vamos a comenzar a hablar del tiempo en Aleph.

¿Perdón?

Buenas noches, ¿me permite presenciar su clase?

¿Doctora O’Farrel?

Si

No me informaron nada. Escuche, si esto es una inspección usted sabe mejor que yo que eso sigue un protocolo estricto, quiero ver los papeles firmados y quién autoriza

Profesor ¿acaso ve en mi mano unos papeles o un portafolio?, si esto fuera una inspección estaría acompañada por tres personas, todas mujeres y entonces la amenaza que usted siente ahora se multiplicaría por tres. No es mi intención que moje sus pantalones. Recupere la calma, es una visita informal, voy a sentarme allá.
Por favor, continúe

Doctora, no se permite fumar aquí



Pensemos en un primer hombre despojado de lenguaje y arrojado al mundo.
Observa algo que lo ciega y parece moverse, desaparece y vuelve a aparecer. Observa otro algo que brilla, se oculta y vuelve a brillar. Observa una inmensidad que baja, sube y luego baja. Observa algo que cae sobre él, se detiene y vuelve a caer.

Tal vez piense: El sol se transforma en luna, la luna y la bajamar se convierten en lluvia.
Por el momento es incapaz de pensar algo así, pero siente que cuando el sol desaparece tiene frío y cuando llueve la lluvia lo moja.
Quizá llegue a pensar que todo lo que ocurre ha ocurrido y volverá a ocurrir.

Este hombre no intuye un tiempo circular, porque para él el tiempo no existe, existen cosas que suceden y se repiten, algunas buenas, otras malas.
Pero tal vez llegue a pensar que lo malo antes, ahora es bueno y lo bueno antes, ahora es malo.

Volvamos al primer libro, al autor refiere a Nietzsche y su idea de Eterno Retorno. Es fácil darse cuenta de que el autor no simpatiza con Nietzsche, lo traduce no sin cierta reticencia:

Esta lenta araña arrastrándose a la luz de la luna, y tú y yo cuchicheando en el portón, cuchicheando de eternas cosas, ¿no hemos coincidido ya en el pasado? ¿Y no recurriremos otra vez en el largo camino, en ese largo tembloroso camino, no recurriremos eternamente? Así hablaba yo, y siempre con voz menos alta, porque me daban miedo mis pensamientos y mis traspensamientos.

Se me ocurren varias formas de refutar esa idea, en mi opinión el autor opta por un positivismo ineficaz. Recurre al átomo de Rutherford, al cálculo combinatorio, al álgebra elemental, a los números transfinitos. Pero hay algo en lo que sí estoy de acuerdo: Es muy difícil creer que esa idea no se le haya ocurrido a alguien antes. En un ejercicio de falsa modestia argumenta con enorme erudición. Cita primero a Eudemo que tres siglos antes de Cristo si hemos de creerle escribe:

Si hemos de creer a los pitagóricos, las mismas cosas volverán puntualmente y estaréis conmigo otra vez y yo repetiré esta doctrina y mi mano jugará con mi bastón, y así de lo demás.

Cita más autores donde ya estaba presente esta doctrina y termina con la égloga mesiánica de Virgilio y entonces pasa del argumento a la admonición:

Nietzsche, helenista, ¿pudo acaso ignorar a estos “precursores”? Nietzsche, el autor de los fragmentos sobre los presocráticos, ¿pudo no conocer una doctrina que los discípulos de Pitágoras aprendieron? Es muy difícil creerlo.

Cabe preguntarse si lo que está en discusión es la idea o quienes fueron sus precursores. Porque si la intención del autor era refutar a Zarathustra no lo refuta, lo afirma. Si existe un eterno retorno no hay un principio, una causa primera, tuvo que haber alguien antes que Nietzsche que predicara esa doctrina y alguien después de Nietzsche, el autor antes (ahora yo) que no la predica, la repite. ¿No hay en la traducción, en la cita, en la copia, en la fotografía, en el propio lenguaje un indicio de eterno retorno?

Nos hemos desviado mucho, pero no quiero olvidar a nuestro primer hombre que observa lo que cambia y lo que cambia parece repetirse. Cuánto tiempo pasa hasta que llegue a pensar que aquellas fuerzas que ocurren sin su voluntad y se repiten ahora son fuerzas suyas.

La idea de un tiempo circular fue arrancada de raíz por Occidente. El solo pensar que Cristo volvería a nacer y volvería a morir en la cruz era intolerable porque convertía un hecho excepcional e irrepetible en farsa. Ahora el tiempo se movía en una sola dirección, hay cambio, la repetición es solo aparente.

Para Kant el tiempo es una forma de nuestra sensibilidad, forma de nuestra intuición y nos es dado a priori.
Para Newton el tiempo es absoluto y una realidad independiente la percibamos o no.

Leibniz disiente, piensa que el tiempo no existe por sí mismo, surge como resultado de las relaciones que entre sí guardan las cosas, algo parecido a lo que mucho después Hegel encuentra en su primer enunciado respecto de lo que la realidad Es. Las mónadas de Leibniz siempre estuvieron presentes en la construcción del tiempo en Aleph si bien el Dios de Leibniz siempre fue el Dios cristiano y nunca puso en duda el principio de contradicción y razón suficiente.

Cuando murió, Voltaire encontró en la burla la forma de celebrarlo, se preguntó si acaso una gota de su orina constituía una infinidad de mónadas y si cada una de ellas tenía ideas, por oscuras que fuesen, de todo el universo.

Leibniz fue el último gran pensador. Kant, Husserl, Hegel que erigieron sus grandes catedrales y todas se derrumbaron por no mencionar al ejército de charlatanes que vinieron después fueron solo repetición, no podemos dejar de leerlos sin imaginar que el eterno retorno sigue ahí, acechándonos.

Doctora O’Farrel, no sé si desea agregar algo, tengo entendido que ha leído a Hegel

Profesor, ¿Habla usted alemán?

No

Le tomará unos cinco o seis años hablarlo y leerlo sin sentirse intimidado. Luego puede empezar con Kant, eso le tomará unos veinte años o un poco más, luego Husserl, vaya despacio, para cuando llegue a Hegel lo más probable es que su tiempo se haya agotado, quiero decir, estará muerto

Doctora…

Profesor, no he venido a discutir. Necesito hablar con usted. Si me permite, voy a esperar afuera a que termine su clase



Bien. Continuemos.

El problema con el tiempo es que no puede ser definido dentro de un sistema simbólico porque cualquier cosa que digamos sobre el tiempo, el tiempo está implicado y perturba la definición o la convierte en tautología, tampoco podemos enunciar ninguna de sus propiedades porque en la propiedad que enunciamos todo el tiempo está implicado. Y por supuesto tampoco podemos negarlo porque incurriríamos en una contradicción. Si afirmamos: El tiempo no existe, para afirmar esto necesitamos que el tiempo exista.

La pregunta es si los tiempos implicados en cada caso: definición, propiedad, negación, es el mismo tiempo en todos los casos o son tiempos diferentes. Tarski estableció que existe en el lenguaje hablado una jerarquía de lenguajes dentro del mismo lenguaje. Russell advierte que esta jerarquía debe ser ascendente porque si fuera descendente el lenguaje nunca podría comenzar. Las palabras como “verdadero” o “falso” están en una jerarquía, palabras como “no”, “o”, “el”, “todo”, “algún” son palabras lógicas y están en otra jerarquía.

Pero entonces, ¿qué es el tiempo para Aleph?

Como dijimos la clase anterior, para Aleph el tiempo es un signo más, una clase escrita en lenguaje Aleph, cuando esa clase entra en Aleph y se convierte en objeto el tiempo es creado.

Ahora bien, si el tiempo para Aleph es una clase, es decir algo concreto como lo es este libro, ¿podríamos en Aleph poner ese tiempo en una caja y trasladarlo a otro lugar? ¿Podríamos escribir en lenguaje Aleph diferentes clases tiempo? Si pusiéramos el tiempo frente a un espejo, el tiempo reflejado por el espejo ¿correría hacia atrás?

Así como Aleph a partir de la naturaleza de un libro define las acciones que el libro puede decidir, por ejemplo: un libro puede decidir abrirse en una página, pero no puede por sí mismo moverse. ¿Cuál es la naturaleza del tiempo?, que es lo que el tiempo puede decidir, ¿podría el tiempo volverse discreto, cambiar de dirección o detenerse?
¿Qué tipo de relación pueden establecer las clases con la clase tiempo, ¿podría un libro crear una clase tiempo que aplique sobre sí mismo? ¿Puede el tiempo extenderse, bifurcarse o crear tiempo en el futuro?, en ese caso, ¿qué es futuro y qué es pasado para la clase tiempo?



Cuando era joven como ustedes, le pregunté a mi maestro sobre estas cuestiones que me resultaban difíciles de entender. Me respondió: No hay nada complicado en Aleph. Cuando te preguntes: ¿Cómo o es esto posible en Aleph?, vuelve sobre la pregunta y piensa: ¿Cómo es en el mundo real? Los que crearon Aleph pudieron crear otro mundo, pero decidieron copiar el mundo real y fundar sus principios en valores éticos no de verdad lógica.

He mencionado antes el tiempo discreto.
Si yo les pregunto que hicieron ayer, cada uno recordará más o menos cosas. Si yo les pregunto qué ven ahora, algunos mencionarán algunas cosas y otros otras, en ambos casos nunca podrán recordarlo todo ni verlo todo, eso no significa que ustedes piensen que aquello que no pueden recordar no haya existido. A ninguno se le ocurriría pensar: No puedo recordar que hice ayer entre las cuatro y cinco de la tarde, por lo tanto, entre las cuatro y cinco de la tarde no tuve existencia. Sin embargo, a menos que podamos inferir aquello que no vemos de aquello que sí vemos, lo que no logramos ver, no existe. Ni siquiera podemos afirmar su inexistencia.

La mejor forma de entender el tiempo discreto es pensar en la proyección de una película cinematográfica. Si en una escena un hombre se sube a un automóvil enciende el motor y luego se produce un corte y en la siguiente escena lo vemos llegar a un lugar, tal vez el director pensó que nada de lo que ocurría en ese trayecto debía ser recordado. Ese trayecto debemos imaginarlo y lo que imaginamos tal vez nunca haya ocurrido ¿Cuánto tiempo le asigna nuestra imaginación a eso que no ha ocurrido?
Lo curioso aquí es que esa ausencia de tiempo que uno podría pensar como una pérdida de información en algunos casos es ganancia en lo que refiere a significado.

Una película puede ir hacia adelante o hacia atrás en el tiempo. Una escena que ocurre en el futuro puede aparecer primero y la siguiente ocurrir en el presente, quien ve la película las recompone mentalmente y las ordena poniendo primero el presente y luego el futuro. Este proceso de reordenar mientras estamos viendo una proyección es continuo. Otra cuestión sería preguntarse por qué uno las ordena de esta forma y no admite el orden propuesto. El orden no es ley sino aquello que pueda tener el mejor significado para uno. Si el director quisiera forzar ese orden debería recurrir a una enunciación extradiegética por ejemplo poniendo una placa que diga: Lo que van a ver sigue un orden estricto, el futuro ocurre primero y luego ocurre el pasado.

Vamos a comenzar imaginando un mundo hecho solo de tiempo. Vamos a reducir el espacio a un punto, un punto no tiene dimensión. Ahora todo lo que va a ocurrir, ocurre en ese único punto. Podemos movernos en el tiempo, no en el espacio.
Hay un problema al tratar de imaginar esto, porque si ahora está lloviendo en Buenos Aires, hay sol en Atenas, es noche en La Habana y amanece en Moscú, en nuestro mundo sin espacio, es noche, no es noche, llueve y no llueve porque no tenemos forma de ubicar espacialmente estos sucesos simultáneos.

El tiempo para Aleph es aquello que permite a una clase ser informada de un suceso que ocurre por fuera de la clase y también le permite a la clase informarle al tiempo de un suceso que ocurre dentro de ella.
El tiempo en una clase es lo que recuerda el orden en que ocurrieron los sucesos.

Pero ese orden cuando dos o más clases cuyas clases tiempo son diferentes y entran en diálogo puede resultar aparente, inducir a error o lo que es peor, entrar en una contradicción lógica.

Vamos a comenzar imaginando tres clases Aleph, cada una crea su clase tiempo, pero la clase tiempo que crean es la misma en todos los casos.

a:: Clase libro
b:: Clase vela de cera
c:: Clase observador

Todas las clases reciben todo el universo de sucesos a través de su clase tiempo.
A diferencia de las clases a y b nosotros como observadores disponemos de un calendario y un reloj.

Nuestro universo de sucesos es el siguiente:

s1:: No llueve
s2:: Hay Sol
s3:: Lueve
s4:: Hay Luna

Comenzamos a observar y tomamos nota mirando nuestro calendario y reloj.

5/11/2018
06:30 La clase tiempo informa que Hay Sol
09:28 La clase tiempo informa que Llueve
12:28 La clase tiempo informa que No Llueve
21:20 La clase tiempo informa que Hay Luna
6/11/2018
06:39 La clase tiempo informa que Hay Sol

Todos estos sucesos que en este ejemplo componen el universo de sucesos posibles que las clases piden a Aleph que informe a través de la clase tiempo, llegan a nuestras tres clases.
Ahora si nos preguntamos o le preguntamos a la clase “a” o “b” cuál fue el orden de sucesos todos responderán:

[s2, s3, s1, s4, s2]

Ahora que si preguntamos: ¿Cuánto tiempo duró la lluvia?, para nosotros que disponemos de un calendario y reloj duró tres horas, pero ni la clase “a” ni la clase “b” podrán responder a esto porque no saben nada de tiempo en términos de duración, solo saben de sucesos.

Si nosotros u otra clase quisiera pedirle al libro que nos dé la lista de sucesos que le ocurrieron ayer no podría responder porque el ayer no existe para las clases “a” y “b”. Sí podríamos preguntarle: ¿cuántos sucesos ocurrieron entre un suceso Hay Sol y otro suceso Hay Sol?, entonces tenemos que para las clases “a” y “b” solo las siguientes palabras del lenguaje natural aplican:

Antes (suceso hubo antes de tal suceso)
Después (suceso hubo después de tal suceso)
Pasado (sucesos que hubieron antes de tal suceso)

La clase puede responder con un suceso, un orden de sucesos o bien:

Nada (si se pregunta por el suceso anterior o pasado del primer suceso s2)
No sé (si se le pregunta por el suceso después del último suceso)

En el ejemplo dado estos sucesos ocurren en orden, uno después de otro. Ahora supongamos que nosotros como observadores algunos días después registramos en nuestra libreta:

23:30 Aleph informa que Hay Luna
23:30 Aleph informa que Llueve

Según nuestro reloj estos dos sucesos ocurren al mismo tiempo. Podríamos pensar que nuestro reloj no es suficientemente preciso, nuestro reloj pude medir minutos, no segundos. Hay teorías que sostienen que dos sucesos cualesquiera nunca pueden ocurrir al mismo tiempo. Aleph no necesita corroboración empírica, lo que Aleph no sabe lo define.

Aleph define que puede informar a una clase que dos sucesos ocurren al mismo tiempo. Si vemos:

[s2, s3 && s4]

La clase tiempo informa que ocurrió s2 y luego s3 y s4 han ocurrido al mismo tiempo.
Si Aleph mostrara esto:

[s3 && s1]

No hay aquí ningún problema sintáctico, sin embargo, si vemos que el significado de los sucesos es: Llueve y no llueve al mismo tiempo, entonces:
O aceptamos que Aleph puede vulnerar el principio de no contradicción o hay que distinguir el significado de negación o bien hay que distinguir el significado de un suceso. No vamos a tratar esto por ahora.

Los sucesos que ocurren son informados por Aleph a través de la clase tiempo de cada clase.

Supongamos que el libro cuando recibe un suceso “Hay Sol” decide abrirse en la página 44. Este suceso que ahora emana de la clase libro llegará a todas las clases que han decidido escuchar los sucesos de esa clase libro. En nuestro ejemplo todas las clases escuchan a todas las clases de forma que ahora nosotros como observadores, pero también el resto de las clases incluyendo la clase libro obtendrán la siguiente lista de sucesos:

[s2, s5, s3, s1, s4, s2, s5]

Aparece un nuevo suceso s5 inmediatamente después del suceso s2 (“Hay Sol”). Si pedimos la descripción del suceso s5, obtendremos: La clase libro “a”, ha cambiado a la página 44.

¿Podría un suceso generado por el libro encender la vela?
Bueno, el libro podría decidir quemar una de sus páginas, pero quién hace arder la página.

Página 44:

Entonces los padres apagaron la vela para que Odín no muriera. Olaf Tryggvason descreyó de la historia, el forastero repitió que era cierto, sacó la vela y la encendió. Mientras la miraban arder, el hombre dijo que era tarde y que tenía que irse. Cuando la vela se hubo consumido, lo buscaron. A unos pasos de la casa del rey, Odín había muerto.

Cuando pensamos en las relaciones que puede establecer una clase con otra de acuerdo con su naturaleza, en el caso de un libro no solo está implicado lo que un libro, cualquier libro, puede hacer como objeto, sino también las palabras que ese libro encierra. Hay aquí una relación entre el lenguaje natural y el lenguaje Aleph sumamente compleja que no vamos a tratar en este curso.

Una clase recibe los sucesos de otra clase siempre que se encuentren en el mismo Espacio. No hemos llegado todavía al concepto de Espacio en Aleph. En nuestro caso podemos suponer que esto se cumple porque hemos suprimido el espacio o el Espacio es Uno y siempre el mismo.

Supongamos otra clase libro que escucha los sucesos s9 y s15 y le pedimos que nos dé una lista de sucesos que le han ocurrido y obtenemos esto:

[s9, s15]

Al otro día (recordemos que la clase observadora tiene un calendario) le volvemos a pedir a la clase libro que nos dé la lista de sucesos que le han ocurrido y obtenemos esto:

[s18, s9, s15, s21]

¿Cómo es posible que aparezca el suceso s18 antes de s9? Se supone que s9 y s15 habían ocurrido y todos lo que ocurriera debería ocurrir después y nunca antes. Cuando pedimos el pasado de un suceso, es decir, la lista de sucesos anteriores suponemos que eso no debería cambiar. Y sin embargo en Aleph el pasado de un suceso puede cambiar.
También nos podríamos encontrarnos con algo así:

[{s18, s15}, s9, s15, s21]

Indicando que antes de s9 ocurrieron s18 y s15, pero por el momento la clase tiempo no puede establecer en qué orden ocurrieron.

Esto genera total incertidumbre porque si el pasado de un suceso puede cambiar aun pensando en un tiempo lineal y progresivo no existe una única historia. La biografía de un suceso se vuelve indefinida. Pero hay más, sucesos del pasado pueden crear o afectar sucesos en el futuro, aunque aún no hayamos definido qué es el futuro, y luego sucesos del futuro pueden cambiar, agregar o suprimir sucesos del pasado.




Recordemos las palabras de mi maestro: ¿Cómo es en el mundo real?
En el mundo real ocurre a veces que recordamos un suceso que creíamos olvidado. ¿No afecta eso nuestro presente y tal vez nuestro futuro?, aquello que nos es dado imaginar.

Cuando pedimos la lista de sucesos de la clase libro, ¿dónde reside esa memoria?, reside en la clase tiempo de la clase libro. Si la clase libro decide suprimir su clase tiempo no es que la clase libro deje de existir, sino que ya no es posible para el libro recibir ningún suceso ni generar ningún suceso.
Supongamos que la clase libro decide suprimir su clase tiempo. Nosotros, la clase observadora, ¿ve el libro?
Si el acto de ver depende únicamente de nosotros, lo vemos. Si el acto de ver no solo depende de nuestra voluntad, sino que también depende que la clase libro acepte dejarse ver, no veríamos nada. Porque la clase libro ya no puede aceptar ni negar, la petición de ser vista nunca llegará a la clase libro.

La clase tiempo puede adherir a un calendario, el calendario no tiene que ver con el tiempo, es un esquema arbitrario que al agrupar los sucesos permite agregar más palabras a nuestro vocabulario de sucesos. Ayer, mañana, hace un año, etcétera. Por el momento nuestra idea de tiempo sigue siendo lineal y actúa por acumulación. Ya veremos que Aleph tiene otras formas de crear tiempo.

Bueno, por hoy fue suficiente. Vamos a dejar aquí, no olviden sus cosas y levanten los papeles que han arrojado al piso.







Profesor

Julia, ¿qué pasa?

Es sobre Noah

¿Por qué no vino hoy?

Viajó a Cuba. Aquí no podemos hablar, vaya al bar La puerta roja ¿sabe dónde es?

Si

Lo espero ahí







Doctora O’Farrell, pensé que se había ido

Profesor, siento mucho lo que dije, espero que me disculpe

¿En qué puedo ayudarla?

Se trata de Noah, Noah Golman, es alumna suya

Sabe que no puedo darle esa información

Noah Golman es mi hija. ¿Podemos hablar?

¿Su hija? Lo siento pero ahora no puedo, me están esperando

Se inscribió con ese nombre. Hace una semana que no puedo contactarme con ella. Si sabe algo o decirme con quien puedo hablar le voy a estar muy agradecida. Estoy hospedada en el Intercontinental

Está bien

Profesor, temo que mi hija cambie ciertos registros en Aleph y pueda estar en peligro

Doctora, cálmese. Su hija es una estudiante y muy buena pero no puede cambiar nada, no tiene ningún poder en Aleph

Ella no, pero el hombre que la acompaña sí

Doctora, necesita descansar, si me entero de algo se lo haré saber.
Buenas noches

Gracias, espero su llamada entonces





Profesor, la catedral de Hegel no se derrumbó. Lo que se derrumbó fue el hombre.