Centro de Altos Estudios Aleph

Vamos a referirnos al lenguaje formal Aleph. Aleph establece una gramática formal sujeta a un cambio por expansión o reducción de sus símbolos y reglas de producción, esto lleva a una redefinición de su gramática, trataremos de imaginar cuáles son las posibilidades de expresión de este lenguaje.

El siglo XX estuvo marcado por una crítica radical al lenguaje, querían llegar a su ontología. Ya no bastaba con leer una novela, dejarse llevar por la historia, apreciarla en su estilo, ahora lo que se estudiaba ya no era una novela, era un texto, se trataba de diseccionarlo símbolo por símbolo y encontrar sus mecanismos de producción y estructura.
Claro que para esto contaban con un solo instrumento, el mismo lenguaje.
Ahora el lenguaje observaba el lenguaje.

Nada escapa al lenguaje.
Alguien podrá objetar que la realidad es anterior al lenguaje, pero ¿qué realidad sería esa?, mejor pensar que hubo algo antes pero una vez instaurado el lenguaje, es el lenguaje el que establece lo que hubo antes y la realidad.

Todos estos movimientos, estructuralismo, posestructuralismo, constructivismo, deconstructivismo, sicoanálisis y otros tenían por objeto clasificar y convertir el estudio del lenguaje en ciencia, dado que el método científico daba la idea o garantía de resolución a un problema, de haber descubierto la función de un mecanismo.
Créanme que es mucho más probable que el lenguaje destruya toda la ciencia a que la ciencia llegue a comprender el lenguaje. En otro momento hablaremos de esto.

¿Qué cosas ocurren en el proceso de lectura en cualquier lengua?
Comenzamos a leer, la lectura es secuencial pero cada nuevo símbolo desencadena fuerzas que nos regresan al pasado al obligarnos a recordar los símbolos ya leídos y al mismo tiempo a un futuro imaginado pero también pretérito dado que los símbolos no leídos ya fueron escritos. Todos estos símbolos se combinan y a su vez entran en relación con nuestros propios símbolos, se funden, destruyen y crean nuevos símbolos modificando continuamente lo que llamaremos un contexto.

Por el momento pensemos el contexto como todo el territorio o espacio donde estas transformaciones ocurren y ocurren ahí, el contexto termina estableciendo un límite. Por otro lado los símbolos crean signos, cada signo reúne y encapsula un conjunto de símbolos, en este sentido el signo es el límite y último significado de los símbolos sometidos a un cambio continuo o discreto no determinista. Un signo difiere de un símbolo en que el signo es potencia y es acto, ya sea por reducción, abstracción, relación, derivación, asociación, etcétera, etcétera con otros símbolos y los dota de una estructura evanescente.

Pero también el proceso de lectura desencadena fuerzas verticales que llevan los símbolos hacia formas arquetípicas, esto es, ideales y descienden sobre formas concretas, pero cuando descienden no necesariamente lo hacen bajo una forma real y presente, pueden descender bajo la forma de un recuerdo leído, imaginado, soñado o de un futuro cierto o probable para quien lee.

Todo este proceso no se desarrolla bajo un tiempo cósmico absoluto, cada símbolo agrega o sustrae del signo una porción de tiempo, son los signos los que permiten crear, modificar o clausurar el tiempo pero también el espacio.
Ahora supongamos que uno interrumpe la lectura y vuelve a retomarla dos días después. En ese momento uno recrea el contexto, recupera el territorio olvidado, mejor dicho suspendido pero este proceso de reproducción no es exacto, las mismas fuerzas mencionadas antes aplican ahora sobre todo el contexto.

Ustedes creen que todas estas fuerzas pueden ser medidas, calculadas y estudiadas bajo un método científico, ¿ustedes piensan que existe una teoría, una serie de postulados o axiomas capaces de crear un modelo matemático que los represente? Y en tal caso, para predecir qué cosa. Porque la principal fortaleza del método científico está basado en su capacidad predictiva, una ley inmutable que confunde realidad, causalidad con verdad subjetiva.
Solo por mencionar algo, recuerden que la belleza nunca surge de una ley, una certeza, una verdad sino más bien de una revelación en cierne o intuición.

Todo aquel que penetra un sistema simbólico es consciente. Leo una novela y sé que estoy leyendo una novela, separando, apartando y al mismo tiempo reconciliando este sistema simbólico con nuestro propio mundo simbólico. Lo mismo aplica a cualquier arte. La penetración a estos sistemas requiere de un estado mental, de una predisposición, de un ir hacia, sabiendo siempre que es uno quien decide en qué momento entrar y en qué momento salir.

Un libro es un objeto finito más allá que las consecuencias de su lectura puedan ser impredecibles y no numerables, el tiempo de lectura es finito, lo mismo ocurre con el cine, el teatro o la contemplación de cualquier obra en la que uno decide detenerse. Existe un estado previo: elijo un libro, abro un libro. Existe otro tiempo: comienzo a leer, leo, termino de leer.

Los que pensaron Aleph pensaron primero poder reconstruir toda Rusia en caso de ser destruida, luego pensaron en la creación de un mundo.
El lenguaje formal Aleph que vamos a tratar permite la creación de ese mundo.

Si uno elige entrar ya no es posible una salida. Uno puede negarlo de la misma forma que uno puede negar la luna o el mar, de la misma forma que cuando uno nace y entra en este mundo, el mundo natural o real, ya no es posible una salida.

Occidente ha forzado el lenguaje para dar cuenta de todos los hechos, reales o imaginarios basta leer una enciclopedia. Esta estructura del lenguaje actúa siempre por reducción. Una novela actúa por reducción, la biografía del que la ha escrito actúa por reducción. Pero entiendan bien, leer de esta forma a la que estamos tan acostumbrados es solo una de muchas formas posibles.

Cuando uno entra en Aleph habita dos mundos, el mundo real y el mundo Aleph.

Cuando Aleph fue creado pensaron que debían comenzar conciliando estos dos mundos y lo mejor que se les ocurrió fue tratar de entender como uno construye mundo a partir del lenguaje y luego tratando de reproducir en Aleph la arquitectura de esta construcción. En este sentido podemos decir que un libro en Aleph no difiere del mismo libro en el mundo real. Pero existen diferencias.
Permítanme enumerar alguna de estas diferencias.

En el mundo real un libro es un objeto inanimado, esto es, requiere de un sujeto que lo anime. Uno lo toma, lo abre, lo lee, lo interpreta.
En Aleph ese mismo libro se vuelve sujeto.
En el mundo real uno puede preguntar: ¿quién es el autor?.
En Aleph el libro puede preguntar: ¿quién me está leyendo?
En el mundo real un sujeto recuerda los libros que ha leído.
En Aleph el libro recuerda a todos sus lectores.
El libro define en lenguaje Aleph aquello que desea saber y que existe por fuera de lo que el libro Es.

Aleph no puede cambiar una página, una sola palabra del libro porque dejaría de ser libro y el mismo libro, pero el libro puede preguntarse entre otras cosas: ¿dónde estoy?, ¿dónde estuve antes?, ¿es noche?, ¿hay alguien leyéndome?, ¿hacia dónde se dirige quien me lee?.
Dependiendo de las respuestas, el libro puede mostrar una página, el fragmento de una página, una sola palabra o negarse a ser leído.

La acción que decida un libro puede no estar relacionada con un sujeto. El libro podría determinar que un día de lluvia en el crepúsculo se abrirá en tal página. Todas estas acciones que ahora obran en poder del libro están escritas en lenguaje Aleph.

Claro que el libro como todas las cosas en Aleph se encuentran en algún lugar, los lugares son siempre lugares que existen en el mundo real. Si el libro se encuentra en la biblioteca Nacional de San Petersburgo en el solsticio de verano el crepúsculo diurno tiene una duración de casi cuatro horas, en la Biblioteca Nacional de Boston un poco más de dos horas. Entonces, si en ese lapso de tiempo comienza a llover recién entonces el libro se abrirá en tal página y quien lo encuentre verá esa página. Quien le indica al libro que las condiciones que ha establecido están dadas es Aleph, quien le pide a Aleph que le informe de estas condiciones es el libro.
Pero esto no está dado de una vez y para siempre ya que el libro bajo determinadas condiciones puede alterar las mismas condiciones pero también está en capacidad de alterar la gramática del lenguaje Aleph que aplica a ese único ejemplar.

Veamos:



Lo que vemos aquí son tres formas equivalentes en lenguaje Aleph que el libro puede indicar que cambiará a la página 45 cuando ocurra el crepúsculo y la lluvia.

Las líneas (9-15) escucha que Aleph le indica el crepúsculo, mientras dure el crepúsculo queda esperando que además llueva. La palabra this representa para el libro todo el libro y la propiedad page, propiedad del libro, indica la página que se expondrá a quien lo vea, esto incluye al mismo libro que puede verse a si mismo como ya veremos.

Las líneas (7-20) es una forma simplificada de expresar lo mismo. Existe un orden, primero el crepúsculo, luego la lluvia, cuando ambas cosas ocurran cambia a la página 45.

La líneas (22-25) refiere a lo mismo pero es la forma correcta de expresarlo, ya que no establece un orden sino una enumeración, crepúsculo y lluvia sin importar en que orden ocurran pero deben ocurrir ambas (prefijo +)

Dijimos que un libro escrito no puede alterar su contenido pero el lenguaje Aleph que define su comportamiento puede cambiar y este cambio puede hacerlo un sujeto, varios sujetos en el mismo tiempo o en diferentes tiempos pero también otros objetos.

El lenguaje Aleph permite que un objeto, por ejemplo un libro, entre en diálogo con otros objetos. Un libro recién apoyado sobre una mesa puede preguntarle: ¿qué hubo antes aquí? Pero también: ¿Hay algún otro libro aquí?. El libro podría desprenderse de una hoja y dejarla abandonada ahí.

El lenguaje Aleph permite a un objeto crear, cambiar o destruir relaciones, las relaciones también están escritas en lenguaje Aleph. Hay muchas relaciones en Aleph que están en una relación de semejanza con esas mismas relaciones en el mundo real, otras no. Por ejemplo la relación Spin.

Supongamos que un libro está en una relación Spin con otro libro. Esto significa que si un libro se abre en tal página, otro libro no importa donde se encuentre ni en qué momento Aleph (pasado, presente o futuro), cambiará a tal página.
Pero también el ejemplar de un libro en Aleph puede estar en una relación Spin con otro ejemplar del mismo libro.
Las relaciones Spin requieren de aprobación, crear una relación de ese tipo tiene que estar completamente fundamentada y puede demorar años antes que sea aprobada.

Hay algo que no vamos a tratar en profundidad ahora referido al tiempo. ¿Qué es el tiempo para Aleph?, para Aleph el tiempo es un signo más.
Desde los griegos que redujeron al absurdo la posibilidad de un tiempo continuo o discreto hasta quien más de dos mil años después volvió a refutarlo les diré que para Aleph el tiempo puede ser discreto, otras continuo, en algunos casos ambas cosas y en otros no existir en absoluto.
En el ejemplo anterior el libro invoca un tiempo discreto al pedir un crepúsculo y una lluvia, para el libro no hay tiempo antes que eso ocurra, Para el libro entre el crepúsculo y la lluvia no hubo tiempo ya que para él ambos ocurren al mismo tiempo, si un intérprete lee podemos suponer que para el libro esto ocurre en un tiempo continuo.

Podríamos pensar que nuestra percepción toma de lo que ve una cantidad de imágenes fijas y realiza una selección de estas imágenes que compone internamente creando un nuevo espacio y tiempo sobre el espacio y tiempo real, algo parecido a lo que ocurre cuando vemos la proyección de una película cinematográfica. En este caso el tiempo sería discreto.

Pero también podemos pensar lo siguiente: El tiempo fue continuo, pero una vez creado el cine y aceptadas sus reglas que algunos llaman lenguaje cinematográfico, ese tiempo que era pensado continuo se ha vuelto discreto (o tal vez siempre fue discreto y solo por eso el cine fue posible) y ya no hay forma de volver a pensar un tiempo continuo, semejante a lo que mencionamos antes respecto a la realidad del mundo y la misma realidad del mundo una vez instaurado el lenguaje.

En lenguaje Aleph pueden darse variaciones en una relación, por ejemplo la relación de igualdad:

Símbolo Relación
=== Estrictamente igual
== Igual
= Parcialmente igual

Volvamos al libro.
Estrictamente igual indica que un libro es igual a otro libro y el mismo libro, es decir que un libro y otro son el mismo objeto.
Parecería no tener sentido ya que no hay dos libros que comparar.
Ahora bien, ¿un libro leído es estrictamente igual al mismo libro antes de ser leído?. En el mundo real esto no ocurre porque el libro no guarda ningún recuerdo. Ahora tenemos un libro que sí sabe si fue o no leído pero seguimos teniendo un solo libro.
En Aleph es posible volver a un pasado habitable, entonces si el libro también está en el pasado sí habrá dos libros y el mismo libro.

El libro no leído ahora y el mismo libro no leído en el pasado son estrictamente iguales.

La relación Igual indica que el ejemplar de un libro es igual otro ejemplar del mismo libro en cualquier tiempo, son dos objetos diferentes a pesar de tratarse de la misma edición del libro.

La relación Parcialmente igual podemos pensarla en lo antes dicho, un libro se desprende de una hoja o fragmento y lo deja sobre una mesa.
Si preguntamos si la hoja o fragmento es parcialmente igual al libro es sí. Ahora si preguntamos si el libro es estrictamente igual a la hoja o fragmento la respuesta podría también ser sí. En este caso, ese libro define que esa parte suya es igual al todo.

Recuerden siempre que el lenguaje Aleph permite agregar, suprimir o cambiar el significado de cualquier relación. Veamos:

Dejemos el libro por un momento y supongamos que estamos en Aleph en la sala 27 del museo de Bellas Artes de Buenos Aires y vemos esto:



Ahora supongamos que estando en Aleph uno toma un fotografía de este cuadro. Se entiende que la cámara fotográfica está en Aleph.
Si le pedimos a la cámara que nos muestre la fotografía que ha tomado veremos esto:



Las dos imágenes son exactamente iguales en cuanto a imagen, pero si preguntamos al objeto cuadro si es estrictamente igual al objeto fotografía del cuadro la respuesta será no.
Porque la primera imagen representa el objeto mismo en el mundo real, el cuadro, la segunda imagen representa una fotografía del cuadro. Tampoco será igual ni parcialmente igual porque son dos objetos completamente distintos. Si uno deseara saber si la imagen es la misma puede modificar el comportamiento de la relación fotografía-cuadro o bien crear una nueva relación referida a la imagen no al objeto.

Veamos un caso contrario. En el mismo museo del otro lado de la sala vemos esto:



Si preguntamos si este cuadro es estrictamente igual al cuadro anterior la respuesta obvia es no, porque son dos objetos diferentes, dos cuadros distintos, a pesar de que ambos son cuadros, han sido pintados el mismo año, corresponden a un mismo autor, están en el mismo museo y en una relación de cercanía.

Entonces, ¿cómo es posible que el cuadro en Aleph responda que sí, que son estrictamente iguales?
Porque todas las relaciones en general no solo dependen de los los objetos sino también del contexto, en este caso la relación del cuadro interroga al contexto y concluye que es igual, estrictamente igual y parcialmente igual para quien pregunta.

Del mismo modo, la siguiente fotografía:



Una fotografía de un fragmento del cuadro anterior. Dependiendo del contexto, este fragmento podría decidir que no es estrictamente igual, que no es igual y que no es parcialmente igual a la fotografía del cuadro anterior.

Una cámara fotográfica en Aleph recuerda todas las fotografías que ha tomado.
Una fotografía en Aleph no solo recuerda la imagen, recuerda quién la ha tomado, recuerda el momento y lugar pero también el contexto.

No es un sujeto el que define el contexto, el contexto no es algo ya escrito sino que es parte de una construcción, lo va creando Aleph y lo escribe Aleph en lenguaje Aleph.

He dicho antes que el cuadro estaba en una relación de cercanía con otro cuadro. La cercanía en general se piensa en función del espacio, ahora bien, el lenguaje Aleph podría indicar que dos sujetos se encuentran en una relación de cercanía porque ambos se encuentran leyendo el mismo libro no importa donde esos sujetos se encuentren. Ahora es el objeto libro el que permite establecer esa relación entre dos sujetos.

Un símbolo es algo arbitrario y convencional. La palabra libro es símbolo. A su vez este símbolo está constituido por otros símbolos, las palabras que encierra el libro, símbolos del lenguaje natural.
El lenguaje Aleph convierte el símbolo en signo Aleph. El lenguaje Aleph está formado por símbolos, símbolos del lenguaje Aleph. Los símbolos del lenguaje Aleph a diferencia del libro no están dados para siempre pero también al igual que el libro pueden tener diferentes significados.
Quien interpreta el lenguaje natural es sujeto. Quien interpreta el lenguaje Aleph es sujeto y Aleph. La interpretación de todo Aleph es sujeto y Aleph.

La palabra class símbolo el lenguaje Aleph, define la apertura a un signo Aleph, cuando la clase entra en Aleph se convierte en objeto de esa clase. Si algo lo modifica, modifica el objeto y la clase, lo escrito en la clase puede ser interpretado por el sujeto (potencia), el objeto es interpretado por Aleph (acto).

Los lenguajes formales están asociados a la potencia y acto de los símbolos que constituyen su vocabulario, el lingüista y activista político Chomsky estableció una clasificación y los lenguajes formales que siguen un programa riguroso caen en una de sus clasificaciones. Mucho antes, Ada Lovelace hija del poeta Lord Byron y Anna Isabella comenzó a observar ciertas máquinas que operaban en forma manual como el telar de Jacquard. Entonces se preguntó si sería posible crear una máquina analítica:

“Así como el telar teje flores y hojas, la máquina analítica tejerá álgebra”.

Siempre vivió a la sombra y murió muy joven.
Hoy, un lenguaje formal que teje álgebra de Boole sostiene su nombre.

Todo Aleph tenderá al Bien Supremo, todo signo Aleph es primero Ética. Sentencia que circuló como samizdat en tiempos de la Unión Soviética.

Dijimos que el símbolo class del lenguaje Aleph abre el signo Aleph.
El símbolo libro, la palabra libro (potencia), se transforma en signo Aleph libro (potencia y acto).
El libro desciende de su forma arquetípica, libro, cualquier libro, el arquetipo libro define lo que es común a todos los libros y a ningún libro en particular, por ejemplo: el libro contiene un conjunto ordenado de símbolos del lenguaje natural, el libro está compuesto por páginas ordenadas, el libro ha sido escrito, el libro dice algo, el libro puede ser leído, el libro puede ser abierto en cualquier página, el libro puede ser encontrado en una librería, el libro puede moverse pero necesita de algo que lo mueva, el libro está en una relación de igualdad con otros libros, etcétera.

El arquetipo de las clases en Aleph están escritas en lenguaje Aleph y puede cambiar. Si cambia, todos las clases que descienden de ese arquetipo serán notificadas por Aleph.



Lo que vemos aquí es la construcción de un signo que desciende del arquetipo libro.
Ahora este libro en particular y no todos los libros desea ser informado por Aleph que en el lugar donde está en Aleph, en ese mismo lugar en el mundo real es el crepúsculo y llueve.
El problema aquí es que no sabemos de qué libro se trata. Ahora veamos esto:



Ahora sabemos de qué libro se trata porque la propiedad isbn permite a una editorial asociar un número con la edición de un libro. Pero la editorial pudo haber impreso tres mil de esos libros y todos tendrán el mismo número de isbn.
La clase refiere a un único libro, no a todos los ejemplares del mismo libro, cada libro es un objeto particular y cada libro puede tener un comportamiento diferente. Lo que no puede hacer Aleph es superar la cantidad de libros de esa edición en Aleph. Si en el mundo real hay tres mil de esos libros, en Aleph podrá haber hasta tres mil de esos libros, ni uno más.
El isbn no es parte del arquetipo libro por dos razones. La primera es que no forma parte de su esencia, es una convención, por el otro, hay libros que no tienen isbn. Pero también puede escribirse un arquetipo que derive de otro arquetipo, podríamos escribir un nuevo arquetipo que incluya la propiedad isbn.



Antes dijimos: Aleph comenzó tratando de conciliar dos mundos, el real y el mundo Aleph.
Hemos hablado de un libro, de un cuadro pero no hemos hablado de los espacios o lugares que esos objetos ocupan. Los espacios o lugares en Aleph corresponden a los mismos lugares en el mundo real. Un hotel, un bar, un aeropuerto, una plaza, un museo que existen en el mundo real pueden existir en Aleph, Aleph no está en capacidad de construir espacios que no existan en el mundo real y aquello que vemos en Aleph en un espacio existe o tuvo que haber existido en su comienzo en el mundo real, luego los objetos Aleph se mueven de forma independiente con o sin relación al mundo real.
Los espacios en Aleph se escriben en lenguaje Aleph.

Si un espacio deja de existir en el mundo real, deja de existir en el presente de Aleph, pero ese mismo espacio puede seguir existiendo en el pasado de Aleph y ese espacio es habitable en Aleph y los objetos en el pasado de Aleph pueden afectar el pasado, el presente y el futuro de Aleph.

Lo mismo que aplica al espacio aplica al tiempo. El tiempo que demora un sujeto en trasladarse de un espacio a otro en el mundo real es el mismo que demora en Aleph. Viajar de Buenos Aires a Madrid en el mundo real demora unas doce horas, lo mismo demora en Aleph, el avión y número de vuelo que uno toma en Aleph es el mismo que parte en el mundo real.
Ese vuelo en Aleph está escrito en lenguaje Aleph.

Antes dijimos: Supongamos que estamos en Aleph en la sala 27 del museo de Bellas Artes de Buenos Aires. Pero ¿por qué alguien querría llegar hasta ahí?

Es momento de hablar de las rutas Aleph. Las rutas Aleph fijan un recorrido, un viaje, un ir hacia, la ruta de ese viaje trata de alcanzar una única idea de forma que el significado de todo lo que haya en esa ruta Aleph tienda a esa única idea. Las rutas Aleph establecen los espacios y qué parte de lo que existe en ese espacio que por definición ha existido o existe en el mundo real refleja mejor esa idea.
Las rutas Aleph están escritas en lenguaje Aleph.

Por ejemplo, la ruta R23B232 incluye tres ciudades, Buenos Aires, México y la ciudad colonial San Miguel de Allende en México. El viaje dura diez días. La ruta comienza en un bar de Buenos Aires, en ese bar hay una fotografía en la pared y una ventana que da a la calle, en la ciudad de México en el hotel Geneve hay un libro en una vitrina, en San Miguel de Allende hay una calle y en una habitación de la posada El Santuario un espejo.

Las ciudades, la calle, el hotel, la posada, el libro, el espejo existen y están ahí en el mundo real y son signos en Aleph y están escritos en lenguaje Aleph.

La idea hacia la cual una ruta tiende está escrita en lenguaje Aleph.

Cuando uno viaja, no necesariamente está solo, uno puede hablar con todos aquellos que estén presentes en el mismo espacio que nosotros ocupamos en Aleph sigan o no esa ruta. En el vuelo a México uno puede hablar, hablar en lengua natural con todas las personas que en Aleph estén en ese vuelo, en la recepción del hotel Geneve uno puede hablar con el recepcionista y con las personas que se encuentren en la recepción. Puede ocurrir que alguien esté en el hotel Geneve en Aleph y otra en el hotel Geneve en Aleph y en el mundo real al mismo tiempo.

Pero no debemos pensar una ruta como algo dado para siempre, las mismas personas encargadas de construir la ruta podrían decidir en algún momento prolongarla o suprimir un tramo si consideran que eso tiende mejor a la idea.
Las rutas pueden cambiar, lo que no cambia es la idea hacia la cual esa ruta tiende.

Tampoco existe un orden de construcción. Esto es, primero creamos los objetos, luego los espacios, luego ponemos los objetos en los espacios, luego creamos las rutas que unen esos espacios. No, un objeto o espacio puede ser creado y no estar incluido en ninguna ruta. Pero siempre respetando el principio: Si existe en Aleph debe existir en el mundo real.

Hemos hablado del tiempo, hemos dicho que para Aleph el tiempo es signo y también que el pasado de Aleph es un lugar habitable en Aleph.
Hemos dicho que un signo Aleph recuerda su pasado, esa memoria reside en Aleph, pero esa memoria es igual a nuestra, un libro signo Aleph puede decirnos: yo estuve en esta ciudad en tal fecha, o lo que es lo mismo, yo recuerdo haber estado en esa ciudad. Pero también puede decirnos, yo sigo habitando esa ciudad en el pasado.

La forma en que Aleph construye el pasado corresponde a un tiempo discreto y el pasado construido corresponde a toda una ruta, a un subconjunto de una ruta o a un vértice de una ruta, es decir, a un único espacio.
Una ruta en el presente puede alterarse, la misma ruta en el pasado permanecerá inalterada.
Supongamos que alguien crea una ruta y pone un libro sobre una mesa y crea en ese momento el pasado de la ruta, si en el presente alguien se lleva el libro, para todos los que transiten esa ruta en el presente el libro ya no estará ahí, pero para los que vuelvan al pasado en esa ruta podrán encontrar ese mismo libro en la mesa o en algún lugar de la ruta.
De la misma forma que es posible construir pasado también es posible construir futuro aunque existen grandes diferencias. Dejaremos esto para más adelante.

Una de las fortalezas del lenguaje formal Aleph no está en la redefinición o creación de nuevos símbolos y reglas de producción, sino en que esta redefinición o construcción no es universal, puede ser llevada adelante por cada objeto particular y aplica solo para ese objeto.

La otra está dada por su capacidad de reflexión. Esa capacidad que en el caso de un libro en el mundo real solo reside en lo que el escritor pensó y escribió (potencia) y solo puede ser modificado por un lector, intérprete anónimo, ahora también está dada por el objeto (potencia y acto), de esta forma el objeto puede verse a si mismo y actuar de acuerdo a lo que el objeto es en ese momento o en lo que ha sido. Y cada construcción en Aleph sigue el principio Aleph: Todo Es y No Es al mismo tiempo y en el mismo sentido.

Por último el lenguaje Aleph también permite expresar aquello que no está dado aún, de lo cual se sabe muy poco pero puede completarse más adelante, a lo mejor por otro escritor de la clase Aleph. Un libro podría expresar: Tengo confianza en llegar a un lugar, en este caso lo expresado en lenguaje no sabe el momento ni cuál es ese lugar, lo importante es que aun teniendo tan poca certeza del devenir eso pueda ser expresado en lenguaje Aleph.

Pensemos en la palabra Confianza, podemos pensarla en su posible definición del lenguaje natural: Suspensión temporal de la incertidumbre. Pero como toda palabra del lenguaje natural está sometida a diferentes interpretaciones dependiendo del lugar donde se encuentre (las palabras que anteceden) y quién sea el intérprete.
Podemos crear en lenguaje Aleph una relación de confianza y seguramente la confianza de un libro con otro libro puede diferir de la confianza de un libro con respecto a un espacio o a un sujeto (intérprete).

Aleph trata de conciliar dos mundos, el mundo real y el mundo Aleph. Para eso toma inicialmente del mundo real la palabra Confianza. Luego puede escribir en lenguaje Aleph el significado exacto que tiene esa palabra para un objeto.
Hasta aquí las palabras del lenguaje natural descienden sobre Aleph, pero en un segundo movimiento Aleph ascenderá sobre el mundo real. De esta forma, quien lee e interpreta una clase Aleph puede llegar a la palabra Confianza del lenguaje natural o a algo para lo cual el lenguaje natural aún no ha acuñado un símbolo.

El lenguaje natural es ambiguo, tal vez en eso resida su endemoniada virtud. La gran pregunta a responder sería ¿por qué el lenguaje natural es ambiguo?, ¿cómo fue posible?.
Porque cualquier idea por disparatada que sea puede construirse y fundamentarse utilizando el lenguaje natural.
El problema comienza cuando se intenta a través del lenguaje natural despojarlo de su ambigüedad para establecer verdades inmutables por fuera del lenguaje pero cuya arquitectura de la verdad que intenta construir está basada en el propio lenguaje ambiguo. Gran parte de los estudios filosóficos termina reducido al arte de combinar palabras y cada nueva filosofía comienza tratando de instaurar una verdad que no es tal por fuera del lenguaje.

Descartes que quiso poner en duda todo y solo aceptar lo evidente, no lo dejó perplejo la palabra duda ni la palabra evidente. Lo primero que debió poner en duda no era su capacidad de dudar sino el lenguaje con que intentaba expresar esa idea.
Su celebrada frase: Pienso luego existo presenta muchos problemas porque lleva a pensar que primero se piensa y luego hay existencia. Pero ¿cómo es posible pensar si aún nada existe?.
Lo cierto es que él no dijo: Pienso, luego existo. Él dijo: Cogito ergo Sum pero la palabra ergo, adverbio, indica consecuencia esto es: Hay una verdad y como consecuencia hay existencia. No tiene mucha importancia, lo cierto es que quien lee necesita de una existencia y un pensamiento con lo cual la frase se transforma en tautología y aunque no fuera así quedarían muchas dudas respecto a lo que para cada uno íntimamente significa la palabra idea, existencia, consecuencia, verdad, etcétera.

El autor de la Summa a través del lenguaje hizo encajar la lógica aristotélica a su propia idea teológica. Sin embargo en el final y siempre presten atención a los finales porque dejó inconclusa la tercera parte de su obra el día que tuvo una revelación y dijo algo así como: Todo lo escrito fue inútil.
Muchos años después alguien que sí intentó entender el mecanismo del lenguaje dijo algo parecido: Mi obra se compone de dos partes, lo escrito y lo no escrito y me temo que la segunda sea la más importante. Lo asombroso es que a través del lenguaje pueda llegarse a la idea que hay algo por fuera del lenguaje.

¿Cómo lidia Aleph con esto?, porque aparentemente, sí existe algo antes del lenguaje y que el lenguaje no puede trascender, ahí donde nada puede ser dicho, ahí donde la pluma se detiene.